Un empresario formado en EE UU empieza a entregar las viviendas de Rawabi (proyecto cercano a Ramala) que cuenta con 40.000 habitantes, teniendo en cuenta las dificultades con Israel
Con casas de 220 metros cuadrados, cuatro dormitorios y tres baños, por la que se paga unos 125.000 euros se divisan al oeste las torres de apartamentos y oficinas de Tel Aviv. Como la mayoría de los palestinos de Cisjordania, ninguno de los dos dispone del permiso especial que permite atravesar los puest
Esta nueva ciudad para 40.000 habitantes es para las personas emergente de clase media de profesionales y empresarios que se expresan con fluidez en inglés.
No han dudado en hipotecarse durante décadas para habitar en su propia tierra, en medio de un paisaje bíblico de viñas y olivos, en la primera ciudad surgida de la planificación y con cable de fibra óptica. Los nuevos vecinos de Rawabi son muestra de un cambio en la sociedad palestina, de familias nucleares que se instalan en pisos en lugar de vivir en casas tradicionales dentro del clan.
Nacida de la nada hace cuatro años en lo alto de un cerro, los bloques de viviendas reflejan ahora un paisaje urbano similar al de los grandes asentamientos judíos. Rawabi (que significa colinas, en árabe), también se asemeja a una plaza fuerte amurallada, aunque casi todo su recinto es peatonal y la recogida de basuras está automatizada en el subsuelo. Situada a apenas 10 minutos en coche de Ramala, la capital administrativa de la Autoridad Palestina, y a 20 de Jerusalén o Nablús, si los controles militares israelíes no están atascados, la nueva ciudad parece ser el sueño de las capas más modernas de la sociedad. Y tal vez la pesadilla de los dirigentes tradicionales.
Bashar al Masri, nacido en Nablús en 1961, estudió ingeniería y trabajó en Estados Unidos hasta su regreso a Palestina en 1995. Hoy dirige Massar International, el conglomerado de 30 compañías del que depende Rawabi. “Este es el mayor proyecto de la historia moderna de Palestina. Empezamos solos, pero hemos tenido que captar capital de socios de Qatar ante las dificultades”, admite en las oficinas de promoción del proyecto.
Su coste se ha disparado por los retrasos en la concesión del suministro de agua y la apertura de los accesos, que dependen en gran medida de la llamada Administración Civil del Ejército israelí, un órgano que gestiona un 60% del territorio de Cisjordania.
“Nadie en su sano juicio invertiría en un proyecto como este solo por intereses económicos”, asegura. ”Pero es nuestra contribución a la construcción del Estado palestino”. En la sociedad palestina se han escuchado también voces de quienes consideran que el que proyecto legitima la ocupación y normaliza la relación con Israel, de quien dependen numerosos permisos. “Respeto las opiniones de los que nos critican, pero nosotros estamos desafiando la ocupación al tomar nuestros asuntos con nuestras propias manos sobre el terreno”, replica Al Basri a sus detractores. “Rawabi va a servir para asentar a los profesionales y evitar la fuga de cerebros, para crear trabajos para palestinos en la construcción, en el parque empresarial que construiremos más adelante…”.
Los responsables de la nueva ciudad se quejan de que en el Gobierno, el presidente no ha cumplido sus promesas de financiar la urbanización y los servicios y suministros. “Lo hemos tenido que asumir todo nosotros, y repercutir una parte en los costes de las viviendas, que se han encarecido hasta un 15%”, precisa Amir Dajani, ingeniero jefe de un proyecto que ha creado entre 8.000 y 10.000 empleos (su empresa se jacta de ser el mayor empleador en el sector privado palestino) durante su construcción, más otros 3.000 o 5.000 puestos de trabajo indirectos.
“La ocupación israelí sigue, pero debe terminar por el bien y la seguridad de los palestinos y de los israelíes”, argumenta Al Masri, a quien su padre envió a estudiar a la universidad estadounidense de Virginia Tech. tras ser detenido por tirar piedras y ondear la entonces prohibida bandera palestina. “Ya sé que se parece a un asentamiento judío”, confiesa, “pero yo prefiero llamarlo ciudad, la primera ciudad con todas de la ley en la historia palestina. Pronto habrá elecciones para elegir al Ayuntamiento”.
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